EL ALMACÉN DE DON GUTIERREZ
Durante la adolescencia, forme parte de la barra de la esquina, eramos unos cuantos los que mas o menos teníamos la misma edad, y ademas había algunos que nos llevaban tres o cuatro años.
Todos nos encontrábamos en el mismo lugar, el almacén de Don Gutierrez
Esa era la esquina justa.
En el medio de la ochava, estaba la puerta de entrada, con una vidriera a cada lado, las cuales justo a la altura de las sentaderas, tenia dos mármoles donde apoyábamos nuestra osamenta.
A veces eramos tantos sentados, que no podíamos mover los brazos
Por supuesto, no nos íbamos hasta antes de la media noche.
La mujer de Gutierrez, ya cansada, desde su cama nos gritaba: - basta ya, dejen de dormir y vayan a joder a sus casas.
Después de algunas risitas y un zzzzz, bajábamos el volumen, pero allí seguíamos.
Hubo un tiempo, que a la hora de cerrar, esta salia con un balde de agua, al que a veces le agregaba lavandina, y decía: -¡Permiso permiso a ver si se levantan !
Siempre de buen talante pero derramaba el agua sobre el mármol, mojando también la pared. Recién entonces , bajaba la cortina y nos apagaba la luz.
Igual seguíamos reunidos, hablando y riendo, unos parados, otros sentados en el cordón o apoyados contra el palo de luz, hasta que por fin se secaba y de a poco, nos íbamos sentando.
Solo le fallábamos los sábados, porque íbamos a bailar, y los domingos,porque estábamos cansados.
En vez,el gallego Manuel,como lo llamábamos nosotros; en la esquina enfrentada, abrió una lechería, pero en su caso la vidriera y las persianas rozaban la parte extrema de la pared, cuestión que nadie pudiera sentarse.
Pobre gente los Gutierrez, cuanto tuvo que soportar durante tantas noches.
Aunque ya no estén entre nosotros,vaya este recuerdo.
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