Cuando era niña, la naturaleza me fue mostrando, los tesoros, que aún guardo en mis recuerdos.
Los primeros rayos de sol iluminando una telaraña, fueron los diamantes mas hermosos, y alli al alcance de mi pequeña mano.
En el enorme jardín de la casa,mi padre tenia un banco de mármol, bastante antiguo, pero que me resultaba cómodo, ya que cuando me acostaba ahí veía el cielo, y como había también un árbol de aromo bastante alto, las flores se movían.
El perfume embargaba todo el ambiente, y el color amarillo fuerte de las flores contra el cielo celeste, hacían de ese un momento inolvidable.
Con los años y los avatares de la vida, se me perdió el encanto.
Hace un tiempo,cuando ya la vida se fue aquietando, fui recobrando el equilibrio espiritual.
Ya no existe aquel jardín encantado de mi niñez, pero un día mientras regaba mis hermosas plantas, un colibrí, se fue acercando, con su aleteo nervioso, y cuando se sintió seguro, se arriesgó a beber muy cerca de mi mano. Desde entonces cuando salgo al jardín, se acerca, revolotea y se va.
Cuando enfermé, y no salí por varios días, al mirar por la ventana de mi cuarto, allí estaba aleteando justo frente a mi.
En ese momento descubrí que este es mi mundo mágico.
Que bueno es poder gozar de este regalo de Dios. Sería maravilloso que cada uno encontrara la magia en su vida.
NORA O.
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